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ARTE TEXTIL ANDINO: PRESERVANDO LAS TÉCNICAS TRADICIONALES

Publicado en5 Años hace
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¿Os acordáis de nuestro blog sobre  moda justa (enlazar)? Uno de sus principales objetivos es el mantenimiento de técnicas textiles tradicionales, que ayuda a todas las comunidades a preservar sus riquezas culturales. Es por ello que desde Bebecotte os queremos acercar al arte textil andino, que se ha desarrollado desde tiempos incas. ¿Estáis preparados?

Empezamos con un poco de historia: la tradición textil andina se remonta varios milenios y encontramos las primeras piezas en restos arqueológicos que datan de 8000 años a.C., siendo el primer telar de 2000 años a.C. Esto implica que las técnicas textiles de esta zona geográfica estuvieron mucho más desarrolladas que, por ejemplo, las europeas. El peso del textil en el arte andino es tal que las telas fueron soporte de representaciones iconográficas antes que la cerámica e, incluso tras el desarrollo de este arte, los textiles continuaron siendo el principal foco para el desarrollo de imágenes. Su pronta y amplia evolución  ha permitido al arte andino cargarse no solo de distintas técnicas, sino también de distintas funciones, creando un lenguaje propio de las telas. ¿A qué nos referimos? Las telas se utilizaban como intercambio económico, un equivalente de la sal en tiempos medievales; también eran un símbolo social que indicaba el estatus de una persona y su pertenencia a una comunidad, distinguiendo entre abasca, telas de calidad media, y cumbi, aquellas utilizadas solo en rituales o por la nobleza; y por supuesto el arte textil andino ha tenido una carga religiosa, utilizándose en distintas festividades y rituales.

Tanto en tiempos pre-colombinos como tras la conquista hispana, los principales tejidos utilizados en el arte andino son el algodón y lana, obtenida de camélidos (llamas, alpacas y vicuñas). El algodón cobra un especial significado en la cultura andina: además de ser un maravilloso material para resguardarse del frío, se utilizaba en ajuares funerarios – especialmente el de la vicuña por tratarse de un textil muy fino.

La cabuya también es muy utilizada en este tipo de arte: cuerda creada a partir de hilos de agave, una planta de hojas muy carnosas que también se conoce como fique, pita o maguey.

En este tipo de textiles, una vez obtenida la materia prima, se procede a la selección de las mejores fibras y a la formación del hilo.  Esto se consigue a través de la torsión de varias fibras y, como curiosidad, hay muchísima significación en la forma de torcer el hilo. Por ejemplo, el llamo hilo zurdo o lloque (aquellas fibras que se tuercen hacia la izquierda) tiene una función de protección y se cree que aleja los males y las enfermedades de su portador.

El textil andino es también muy conocido por su tradición tintorera: se utilizaban, especialmente, los colores tierra, aunque también hay presencia de rojos, amarillos y azules. Estos se extraían de fuentes vegetales, animales y minerales. Estos colores ayudaban a representar la iconografía andina: principalmente, formas geométricas, motivos (se cree que forman parte de un lenguaje jeroglífico) e imágenes de animales. La tinción se realizaba en distintos puntos: ya sea previo al hilado, como hilo o una vez la tela ha sido tejida. Eso sí, se tiñe una vez que la materia prima haya sido desengrasada, en lo que los andinos eran unos expertos.  

¿Y cuáles son las técnicas utilizadas para lograr una tela? El arte andino utiliza tanto una variedad de distintas agujas como telares. Las técnicas, por lo tanto, varían mucho. Existen tapizados obtenidos a través de telares fijos y pensados para confeccionar telas gruesas. La conocida como cara de urdimbre o bordado era aquella técnica que, sobre una tela base, hilaba distintos motivos de colores, creando coloridos patrones en distintas piezas destinadas a la vestimenta. El brocado también se utilizó en el arte pre-colombino, permitiendo la existencia de telas de distintos materiales. Incluso, se encuentran sistemas de anudado. Los “quipos”, nudo en inca, eran herramientas que servían para “contar” y cada nudo equivalía a un valor numérico. Eran utilizados por los funcionarios de estado y equivaldría a un ábaco textil.

Lo productos textiles eran muy variados, desde ponchos (uncus) que indicaban el estatus social del portador, hasta útiles cotidianos como hondas, sogas o balanzas. 

¿Qué te ha parecido el blog de hoy? Esperamos que hayáis aprendido algo sobre la cultura andina y os hayamos acercado un poco más a nuestros productos. ¿Conocéis alguna curiosidad más sobre este tipo de arte textil? ¡Compartidlo con nosotros!

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